viernes, 19 de diciembre de 2008

nocturno

Nocturno

Venzo a la noche de los tugurios y de las anchas avenidas
con sus luces estridentes para mentir un cielo
de brillantes tarjetas electrónicas y carteras obesas de billetes verdes
bajo la sonrisa servil de quien te lleva las maletas
venzo a todos con estos ojos que adivinan el dolor
de los hombres tras la oscuridad el dulce y pegajoso
semen de los enamorados que se abrazan para intentar
vivir así, morir así ellos solos creyendo que son únicos
para justificar su soledad de tigres perseguidos
hasta el último aliento de la ciudad,
en los cementerios de la chatarra y de los hombres.
Venzo a la noche ciudadana desde mis ojos cansados de tristeza
que han visto a las madres desgarradas no por los partos únicos
sino por los hijos de la enfermedad los hijos de la guerra
los hijos del trabajo que no alcanza los hijos golpeados
por la lujuria y el engaño
los hijos que eligen ser felices para vivir entre los tigres,
que comen con los tigres y un día serán cazados, al fin,
como los tigres.
Venzo a la noche de la ciudad con la imaginación de las batallas
libradas contra los malos de todos los idiomas y religiones
les enrostro a Dios y la falta de alegría
por el semen derramado en las noches de los sueños y el descanso
por haber temido los colmillos del tigre
y no haber visto al tigre, la mirada del tigre
el caminar de terciopelo y oleaje de los tigres.

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